Cuando una persona consume sufre ella, su familia y entorno. Por ello en el momento que el adicto decide cambiar e iniciar el proceso de recuperación, la familia y el entorno van a convertirse en factores claves.
El consumo provoca muchos problemas a nivel familiar, social y laboral.
Las relaciones de familia se ven completamente distorsionadas y alteradas y no solo sufre el adicto, sino todo su entorno. Es por ello que las personas o familiares del entorno más cercano del adicto también van a necesitar ayuda profesional. A medida que avanza el problema se ven afectados emocionalmente, situación que los lleva a buscar ayuda para superar sus propios problemas.
La familia no es responsable que la persona consuma, pero muchas veces, sin quererlo y para evitar discusiones u otras situaciones violentas, terminan siendo facilitadores. Por eso es recomendable buscar ayuda para sí mismos y para tener estrategias de cómo enfrentar dicha problemática.
El adicto se vuelve manipulador; quienes más sufren son los cónyuges, hijos y padres. La persona que sufre de una adicción, cualquiera sea el tipo, se odia a sí misma y de alguna forma, provoca discusiones volcando su odio en los demás, para que éste le sea devuelto en forma de agresión. Y todo sirve de excusa para seguir consumiendo.
Debemos fomentar otras estrategias; por ejemplo, el aumento de la autoestima es algo básico en el adicto.
El encubrimiento
Es común que, en el agotamiento de luchar contra esta situación, los padres o la pareja, viendo como el adicto destruye su vida, busquen controlar la adicción gritándole, amenazándolo y luego, muchas veces terminan encubriéndolos.
¿Qué podemos aconsejar a la familia para romper con esta situación?
Deben ser conscientes de que pueden producirse las siguientes consecuencias negativas del encubrimiento:
La problemática crece y se agrava.
No se consigue el establecimiento, aceptación y cumplimiento de normas de convivencia en la familia.
Se traiciona la confianza de otras personas y refuerzan a la persona adicta en el incumplimiento de compromisos.
Se convierten en cómplices y pierden la autoridad para exigir responsabilidades en el cumplimiento de normas.
Se mantiene la conducta de consumo de su familiar.
Se produce un consentimiento sistemático de los errores que comete la persona adicta y, por tanto, se perpetúa el comportamiento disfuncional o patológico.
Se pospone el momento en que la persona adicta se comprometa con el proceso de cambio (del consumo a la abstinencia)
En caso de estar en tratamiento: se rompe la buena relación terapéutica y el terapeuta podría llegar a darle indicaciones contraproducentes, al desconocer lo que realmente está sucediendo en la vida del paciente. Al ocultar información se deja que se trabaje con una idea errónea, lo que puede suponer el fracaso en el tratamiento.
Para romper con el encubrimiento podemos hacer las siguientes sugerencias a la familia:
Esconder errores de la persona que abusa de las drogas significa enseñarle como puede seguir engañándonos, no ayudándole a reflexionar sobre las consecuencias de sus conductas.
Nuestra forma de valorar lo que está sucediendo no siempre responde a la realidad, es importante tener otros puntos de vista (otras personas cercanas, profesionales).
Informar de lo que está pasando al terapeuta, facilitará el establecimiento de pautas adaptadas a la situación real que ayuden a la solución.
Creer que otro miembro de nuestra familia nos oculta información relativa a la persona que tiene la adicción es una forma de perjudicarle.
Si el encubrimiento ha sido un medio para evitar peleas en casa, es momento de cambiar de estrategia y empezar a solucionar el problema.
Si no somos sinceros con otras personas que quieren ayudar a nuestro familiar, no podemos exigirle sinceridad.
El amor no es encubrir, sino lograr que la persona se haga cargo de sus errores. Por ello es importante que la familia recurra a centros de tratamientos de adicciones como CASA MISPAH donde trabajan con el adicto para que este asuma su problema y a partir de esto, comience su camino de salida. Al mismo tiempo se les da a los familiares las estrategias y herramientas para sentirse bien y saber llevar la adicción.
El adicto es quien tiene que admitir que tiene un problema grave y buscar ayuda; aunque quizá sea usted quien busque ayuda por él y logre que inicie un tratamiento.
¿Conoces a alguien que necesita ayuda por tener problemas de consumo o conductas dañinas? En Casa Mispah estamos preparados para brindarte una atención especializada y altamente profesional.
*Este blog tiene fines informativos. Entendemos que la situación de cada persona es única y este contenido solo proporciona una comprensión general.